La inteligencia emocional artificial (IEA) es una tecnología emergente que está comenzando a aplicarse en los casinos online más innovadores. Se trata de sistemas capaces de detectar, analizar y reaccionar ante las emociones de los jugadores en tiempo real, con el objetivo de personalizar la experiencia de juego, mejorar la seguridad y fomentar un entorno más saludable y responsable.

Una de las empresas líderes en este ámbito es *Affectiva*, una filial de Smart Eye, con sede en Boston, que ha desarrollado algoritmos capaces de interpretar expresiones faciales, patrones de voz y comportamiento digital para medir emociones como estrés, euforia o frustración. Aunque su tecnología ha sido más utilizada en el sector automovilístico y educativo, desde 2022 comenzó a licenciar sus productos a desarrolladores de juegos. Su sitio oficial es affectiva.com.

De acuerdo con Wikipedia, esta rama de la inteligencia artificial —llamada “computación afectiva”— permite a las máquinas adaptar su comportamiento en función del estado emocional del usuario. En el caso de los casinos, esto puede traducirse en recomendaciones de juego más suaves si se detecta frustración, pausas automáticas cuando hay signos de agotamiento o incluso mensajes de ayuda si el sistema interpreta señales de juego problemático.

Algunos operadores ya han empezado a experimentar con estas funciones en sus aplicaciones móviles, donde el micrófono y la cámara, con consentimiento del usuario, permiten analizar emociones mientras se juega. Plataformas como Mejores apuestas para The Dog House online trabajan en integrar sistemas de monitoreo de bienestar digital, especialmente dirigidos a jóvenes adultos y jugadores frecuentes.

La inteligencia emocional en casinos no solo mejora la experiencia personalizada, sino que abre la puerta a una nueva forma de juego más ética y preventiva. En lugar de esperar a que ocurran problemas, estas tecnologías permiten anticiparse y actuar a tiempo. En un sector tan sensible como el del juego, entender cómo se siente el usuario podría marcar la diferencia entre una sesión de entretenimiento saludable y una experiencia negativa.